En la cuenta suiza de Zagatka figuran Fasana como ‘gerente de fortuna’ y Canonica como ‘consejero’
Los testaferros de Don Juan Carlos, los suizos Arturo Fasana y Dante Canonica, como en la mayoría de los documentos relacionados con los bienes investigados del ex monarca en el extranjero, adquieren un protagonismo especial.
En el documento de apertura de la cuenta del Credit Suisse, además de la sociedad Rhône Gestion, el intermediario Arturo Fasana figura como persona física con la categoría de “mandatario-gerente de la fortuna del cliente”.
Por su parte, el abogado Dante Canonica figura en el apartado de “Órganos” de Fondation Zagatka como “miembro del Consejo de la Fundación”. En las confesiones de Corinna, en la grabación registrada por el ex comisario Villarejo, aparecía como uno de los testaferros de confianza de Su Majestad (SM).
Los intermediarios del Emérito, investigados ahora por la Fiscalía de Ginebra, son también unos viejos conocidos de la Justicia española. No es la primera vez que figuran relacionados con asuntos financieros de España. Fasana está imputado en el sumario de la Gürtel por mover de manera opaca en Suiza el dinero de Francisco Correa y Pablo Crespo. Su nombre también aparece en la investigación del caso Emperador y la red de Gao Ping.
La cuenta Soleado, abierta por Rhône Gestion en el Credit Suisse, era una cuenta nodriza que utilizaba Fasana para ocultar fondos como los de la trama Gürtel y otros empresarios españoles.
Canonica también se vio obligado a declarar como testigo en el sumario Gürtel ante el juez Pedreira en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Según el TSJ, el letrado suizo se dedicaba a enviar y recibir dinero fuera de España a las órdenes de Fasana, que fue acusado de los delitos de cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita, blanqueo de capitales y falsedad.
Los despachos de Fasana y Canonica fueron registrados por orden del fiscal Bertossa de Ginebra, en agosto de 2018. En el allanamiento, los agentes policiales encontraron una serie de papeles vinculados a los movimientos económicos de Álvaro de Orleans y su primo Don Juan Carlos. El príncipe había sido señalado por Corinna Say Wittgenstein como uno de los testaferros del Rey Emérito, como se acreditaba en la conversación que le fue grabada por Villarejo en el encuentro de Londres con su amigo Villalonga.